Alguno me podrá tachar de "loco", pero tengo que decir que mereció la pena sin dudarlo ni uno sólo instante.
Sonó muy temprano el despertador, pasé a recoger a mi Amigo Bienvenido y los dos en el coche seguimos la carretera que nos llevó desde Murcia a Riópar para desviarnos en esta población al nacimiento del Río Mundo.
Tan temprano llegamos que fuimos los primeros en dejar el coche en el parking, después de ver como se cruzaban dos ciervos delante del coche y en pleno mes de abril nos encontrábamos con nieve en la cuneta de la carretera y en las cumbres de las montañas cercanas.
El ruido del agua ya se escuchaba en este primer lugar y el camino que todas las veces que he recorrido (no es esta mi primera visita a este bello paraje) siempre he pensado "para que tendrán estas piedras tan bien colocadas si el agua está por la otra parte" y en esta ocasión me he tenido que "comer mis pensamientos" ya que antes de llegar a este punto ya hemos tenido que saltar sitios con agua y las piedras se encontraban prácticamente al nivel del agua. Seguimos andando y comenzamos a disfrutar de verdad al ver como corría y saltaba el agua por todos sitios, ¡Los chorros de Mundo, como nunca los había visto! disfrutamos del paseo y ver el agua, aunque desgraciadamente no pudimos llegar al segundo mirador - donde mejor se aprecia el salto del agua - por estar cortado el camino a consecuencia de un accidente mortal días antes de nuestra visita. Pero eso no fue impedimento para tomar el primer tramo de la bajada por donde es conocida una muy pequeña caída de agua que en esta ocasión también se podía disfrutar. Regresamos por nuestros pasos para disfrutar nuevamente del nacimiento y regresamos a nuestras casas, no sin antes parar a "tomar fuerzas" en Elche de la Sierra.
Unos trescientos cuarenta kilómetros en una mañana, que entre lo visto y nuestra conversación en el camino pasaron rápidos y como decía al principio: ¡Mereció la pena!
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